Batería de Castillitos

La batería de Castillitos se encuentra situada en Cabo Tiñoso, en la zona de poniente de la costa de Cartagena, cerca de La Azohía y del poblamiento del Campillo de Adentro. Un paraje dominado por acantilados y montes escarpados, entre los que se alternan sucesivas calas: al oeste del cabo, Cala Cerrada y Cala Abierta, y al este, Cala Majorra, Cala Salitrona y Boletes.

La construcción de la batería, sobre una cota de 257 m., en la llamada Loma de Los Castillitos, se lleva a cabo entre los años 1933 y 1936, dentro del Plan de Primo de Rivera (Plan de Defensa de 1926). Las obras de explanación dan comienzo el 16 de septiembre de 1929, bajo las órdenes del coronel de ingenieros Mariano Campos, siguiendo el proyecto realizado por el capitán Nicanor Martínez Ruiz.

Operarios

Trabajadores y operarios.

Explandando el terreno.

Desmonte del terreno.

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Las primeras obras de consideración fueron el acondicionamiento de caminos.

CT-036

Maquinaria y obreros.

Construcción de la batería.

Construcción de los edificios.

Construcción de la batería.

Construcción de los edificios.

Construcción de la batería.

Construcción de los edificios.

Construcción de la batería.

Levantamiento de muros de mampostería.

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Obreros en plena faena.

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Construcción de un pozo para la ubicación de una de las piezas.

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Construcción del pórtico de entrada a los pozos.

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Construcción del pórtico de entrada a los pozos.

En dicha explanada se montan a barbeta dos de los cuatro cañones Vickers de 38’1, modelo 1926, fabricados en Sheffieid (Inglaterra), para proteger la base naval de Cartagena. Los otros dos se emplazan en el monte de Cenizas.

Estas piezas tendrán un alcance de 35.000 m., lanzando un proyectil de acero con un peso de 885 Kg, bien perforante con 18 Kg. de TNT, o de alto explosivo con 76 Kg. del mismo material. El traslado de estos proyectiles desde las chilleras hasta los pozos se hace a través de una red de railes.

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Pozo de una de las piezas.

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Los pozos se acondicionan con hormigón y cantería. Después se establecerán los elementos mecánicos que mueven las piezas.

Dado el peso y dimensiones de los diversos componentes que componen las piezas, tienen que llevarse a cabo una serie de obras previas como la construcción del muelle de La Azohía, proyectado por el capitán de Ingenieros Manuel Duelo Gutiérrez. Este espigón portuario queda finalizado el 27 de septiembre de 1931 y permite a la grúa Sansón, auxiliada por el remolcador El Gaditano, realizar las operaciones de descarga de material.

Grúa Sansón. Actualmente la podemos ver en una redonda de Santa Lucía.

Grúa flotante Sansón. Actualmente la podemos ver en una redonda viaria de Santa Lucía, camino de La Cortina.

La grúa Sansón maniobrando con uno de los cañones de 38'1

La grúa Sansón maniobrando con uno de los cañones de 38’1.

También es necesaria la construcción de una carretera de 9 Km. de longitud con amplias curvas y suave pendiente que permita a una locomóvil, apodada La Cotorruela, remolcar los pesados tubos de 80 Tm y 17 m. de longitud. El camino se completa con otro auxiliar para suministrar arena desde Cala Salitrona hasta la obra.

La Cotorruela era una especie de tractor o apisonadora, una locomóvil que funcionaba por vapor de agua a presión, y en este caso se le llamó con este apodo porque el especialista y conductor de esta máquina era el Maestro Cotorruelo.

La Cotorruela era una especie de tractor o apisonadora, una locomóvil que funcionaba por vapor de agua a presión, y en este caso se le llamó con este apodo porque el especialista y conductor de esta máquina era el Maestro Cotorruelo.

Las dimensiones del proyecto supone una amplia oferta de trabajo que administra la Comandancia de Ingenieros de la Plaza, saliendo a pública subasta la ejecución de determinadas partidas. Estas ofertas suponen una estimable ayuda para la economía de la zona.

El 27 de febrero de 1935 da comienzo el transporte de material.

Descarga de material en La Azohía.

Descarga de material en La Azohía.

Descarga de material en La Azohía.

Descarga de material en La Azohía.

Descarga de material en La Azohía.

Traslado de las piezas móviles del 38’1.

Descarga de material.

Descarga de material.

Descarga de material.

Las dos piezas de 38’1 esperan a ser trasladadas. Mientras, los operarios montan los railes por donde se desplazarán.

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Operarios junto a una de las grúas utilizadas para mover las pesadas piezas.

Descarga de material.

Transporte de diverso material sobre railes recuperables.

Locomóvil

Las locomóviles y un tractor semioruga tiran de una de las cañas de 38’1 que serán montadas en Castillitos.

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Las piezas de gran tonelaje circulaban sobre una vía de 150 m. que, desmontada la parte recorrida, pasaba a ser colocada delante.

Al comenzar la Guerra Civil, la batería está casi terminada, a falta del montaje de la dirección de tiro y el telémetro, y sin realizar la prueba de explanada (operación que consistía en realizar varios disparos con distinta elevación y dirección para comprobar los anclajes de la pieza). A pesar de no estar plenamente operativa tiene un importante papel en la disuasión de los ataques navales. El 25 de abril de 1937 hacen acto de presencia los cruceros de la Escuadra Nacional Canarias, Cervera y Baleares. Cuando el Canarias entra en la zona de batida, la primera pieza de 38’1 realiza su primer disparo contra este navío, el cual, al comprobar la caída de semejante proyectil en sus inmediaciones, decide no presentar combate dada la superioridad del armamento de Cabo Tiñoso.

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Disparo de una de las piezas Vickers 38’1 montadas en Castillitos.

Cada pieza necesitaba de 15 a 20 sirvientes.

Cada pieza necesitaba entre 15 y 20 sirvientes.

En 1945 recibe la denominación de Batería C-1 y en 1949 se instala una moderna dirección de tiro, marca Costilla. Para facilitar las mediciones de distancias a la nueva dirección de tiro se tienen que construir una serie de puestos grafométricos que enlazan por cable subterráneo, o submarino, con el telémetro de Gran Base. Uno de ellos es el de La Aguja, conocido por La Casa del Comandante.

El conjunto de la batería presenta cinco tipo de construcciones:

  1. Pórtico de entrada a los fosos de las piezas. De estilo historicista, imitación de castillo medieval con cubos almenados enmascarando los accesos, que apuntan formas de arcos de medio punto. Torrecillas almenadas semicilíndricas enmarcan el ingreso principal. Decoración de arquillo ciego y ventanas abocinadas. Paramentos de mampostería de piedra irregular.
  2. Túneles y estancias que forman dichos fosos para cada pieza con muros y bóvedas de hormigón armado. Para cada pieza existen las siguientes estancias: sala de máquinas, chillera de proyectiles, depósito de pólvora, cámara de carga y almacén de repuestos. Además está la estación central de dirección de tiro. Cuenta también con una salida subterránea de emergencias que lleva al exterior por el monte.
  3. Talleres generales de la batería con fachadas imitación al neoclásico.
  4. Puestos de mando, telemétrico y observación semienterrados y con sus partes emergentes mimetizadas con el entorno.
  5. Edificios sueltos para alojamiento, vida y servicios al personal destinado como residencias de oficiales y suboficiales, dormitorios para la tropa, cocina, comedor, aljibes, instalaciones deportivas, cantina, sala de lectura, sala de juegos, etc.
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Construcción del pórtico de entrada a los fosos de los cañones y a la Dirección de Tiro.

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Pórtico de entrada a uno de los fosos subterráneos.

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La construcción sigue un estilo historicista imitando un castillo medieval.

La batería de Castillitos se complementa con la batería secundaria situada en la loma de Jorel, en una cota de 218 m. Construida entre 1929 y 1933 y artillada con 4 cañones Vickers de 15’24, modelo 1923, de un alcance de 21.200 m. Los días 6 y 7 de marzo de 1939, sublevada contra el Gobierno de la República, esta batería realiza un total de 51 disparos contra la de La Parajola.

Jorel

Uno de los edificios que forman parte del conjunto del Jorel.

Material para Jorel

Traslado de uno de los Vickers 15’24.

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Montaje de uno de los 15’24 en la batería del Jorel.

Montaje de uno de los Vickers 15'24 en la batería del Jorel.

Ensamble de la caña del 15’24 en su cuna.

Montaje de uno de los Vickers 15'24 en la batería del Jorel.

Colocación del carapacho.

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Colocación del carapacho.

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Vista de la batería de artillería secundaria del Jorel. En ella se aprecia uno de los cañones de 15’24. Esta batería es la única de Cartagena que aun tiene montadas estas piezas.

El 10 de marzo de 1992, la batería de Jorel hace fuego por última vez realizando 8 disparos de fogueo y 32 de instrucción. En el año 1994 queda fuera de servicio.

Todo el conjunto queda protegido de los ataques de bombarderos gracias al Atalayón, una batería antiaérea construida entre los años 1926 y 1933 de arquitectura neoclásica/modernista y dotada de 4 cañones Vickers de 105/45. Fue desartillada en 1952.

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Construcción de uno de los edificios de la batería antiaérea del Atalayón.

El 1 de junio de 1977, la batería de Castillitos efectúa el último ejercicio con fuego real al mando del teniente Salvador González Pola de la Granja. En el año 1990 permanece en situación de Taponada y en 1994 queda fuera de servicio por la aplicación del Plan Norte, destinado a la modernización y racionalización de los recursos de las Fuerzas Armadas.

Actualmente, esta batería, propiedad del Ministerio de Defensa, está declarada Bien de Interés Cultural.

Recientemente, la Guía Repsol ha incluido la batería de Castillitos como uno de los 17 lugares seleccionados para ser elegidos como Mejor Rincón de España 2013. A través de un concurso en su web, podéis votar para que sea el enclave ganador.

Imagen actual del pórtico de entrada a los pozos de las piezas y a la Dirección de Tiro de Castillitos (Foto: Juan de Dios Sáez)

Imagen actual del pórtico de entrada a los pozos de las piezas y a la Dirección de Tiro de Castillitos (Foto: Juan de Dios Sáez)

Una de las piezas Vickers 38'1 (Foto: Juan de Dios Sáez)

Una de las piezas Vickers 38’1 (Foto: Juan de Dios Sáez)

Panorámica actual de la batería del Jorel (Foto: Juan de Dios Sáez)

Panorámica actual de la batería del Jorel (Foto: Juan de Dios Sáez)

Uno de los Vickers 15'24 montados en el Jorel (Foto: Juan de Dios Sáez)

Uno de los Vickers 15’24 montados en el Jorel (Foto: Juan de Dios Sáez)

Instantánea de uno de los edificios que conforman la batería antiáerea del Atalayón (Foto: Juan de Dios Sáez)

Instantánea de uno de los edificios que conforman la batería antiáerea del Atalayón (Foto: Juan de Dios Sáez)

La Feria de Verano en el paseo Alfonso XII

En 1874, Cartagena obtuvo la autorización de terraplenar y ganar terreno al mar para la construcción del nuevo muelle, que finalizado en sólo tres años, sería inaugurado por Alfonso XII.

Año 1890. Terminación de la primera fase.

Año 1890. Terminación de la primera fase.

De cara al mar se encontraba el muelle comercial, con sus tinglados, vías, andenes y ferrocarriles. Paralelo al muelle quedaba un paseo que se denominó Paseo de Alfonso XII (llamado de La Libertad durante la 2ª República) o Paseo del Muelle, como coloquialmente se le conoce.

Tinglados, vías y vapores en el nuevo muelle comercial.

Tinglados, vías y vapores en el nuevo muelle comercial.

En el paseo tenían representación los grandes bares y cafés de la calle Mayor. Para el periodo estival se levantaban teatros de madera, como el instalado en 1888, llamado Circo de la Riba; el barracón “Cinematógrafo Oriental”, propiedad de los Hnos. García Molero, precursores del cine en Cartagena; o “El Brillante”, propiedad de Cánovas y Valero, donde llegaron a actuar estrellas de la época como la Bella Chelito y Amalia Molina.

Vistas del Paseo de Alfonso XII .

Vistas del Paseo de Alfonso XII y el Ayuntamiento.

Vista del Paseo de Alfonso XII. Como fondo la muralla y el edificio de Intendencia.

Vista del Paseo de Alfonso XII. Como fondo la muralla y el edificio de Intendencia.

Al atardecer, el paseo era punto de encuentro de toda la población. Tal era el ambiente y el buen estar que reinaba que se alquilaban sillas para ver el devenir de la gente.

A pesar de todo, aún había algo que lo hacía más atractivo: era la Feria de Verano de Cartagena, que duraba desde el 25 de julio hasta el 15 de agosto. Esta feria se celebraba en la Plaza de la Merced desde mediados del siglo XVIII. En 1851 se trasladó al solar que dejó el monasterio franciscano (que luego se transformaría en la Glorieta de San Francisco), y a partir de 1887, se ubicaría en el Paseo del Muelle, dándole más esplendor por su situación en el exterior del recinto y realzándola con el alumbrado de gas, y más tarde el eléctrico. En el tiempo de feria, Cartagena se llenaba de forasteros y todas las fondas estaban completas. Eran días en que la casa se llenaba de familiares venidos de fuera.

Año 1904. Vista del Paseo desde la muralla. De izquierda a derecha, el pabellón del Ayuntamiento y del Círculo Militar.

Año 1904. Vista del Paseo desde la muralla. De izquierda a derecha, el pabellón del Ayuntamiento y del Círculo Militar.

Pabellones del Ayuntamiento y del Casino desde el muelle comercial.

Pabellones del Ayuntamiento y del Casino desde el muelle comercial.

El Eco de Cartagena, en su edición del 26 de agosto de 1899 definía así la feria: “Mirada desde el puerto, con sus múltiples lámparas eléctricas que, pendientes de altísimas columnas, vierten sobre ella cascada de brillante luz, con su largo y anchuroso paseo festoneado de millares de luces encerradas en bombas de cuajado cristal y con sus pabellones artísticos y hermosos, que rompen con su desigualdad armónica la monotonía del fondo y que a fuerza de estar de sobra iluminados parece que se levantan en el seno de una atmósfera incendiada”. Todo este poético escenario se veía aún más enaltecido con los barcos iluminados en la bahía y el engalanamiento de las principales calles de la ciudad.

El paseo engalanado.

El paseo engalanado.

Arco de entrada al real de la feria.

Arco de entrada al real de la feria.

Se accedía al Real de la Feria por una portada monumental. La levantada en 1902 presentaba la inscripción “A S.M. el Rey Alfonso XIII, la ciudad de Cartagena” con motivo de su coronación y estaba revestida con miles de bombillas eléctricas de diversos colores. La erigida en 1907, y desaparecida en 1911 por un vendaval, fue una de las más bellas. Su decoración, a base de motivos de mar, de campo y de la mina, fue realizada por pintores tan importantes como Francisco Portela de la Llera, Manuel Iznardo y Miguel Díaz Spottorno.

Año 1902. La portada presenta la inscripción "A S.M. el Rey Alfonso XIII, la ciudad de Cartagena"

Año 1902. La portada presenta la inscripción «A S.M. el Rey Alfonso XIII, la ciudad de Cartagena»

Año 1903. Arco de entrada al recinto ferial y los majestuosos pabellones.

Año 1903. Arco de entrada al recinto ferial y los majestuosos pabellones.

Durante la feria, el Ayuntamiento y las sociedades recreativas como el Casino, el Ateneo, el Círculo Militar y la Unión Mercantil, instalaban suntuosos quioscos o pabellones profusamente decorados, obras de los arquitectos locales de más prestigio como Víctor Beltrí, Tomás Rico o Francisco de Paula Oliver. En estos pabellones, se celebraban elegantes bailes y cotillones hasta altas horas de la madrugada, tocaban las bandas militares, y sextetos de grandes maestros interpretaban conciertos de música clásica.

El Pabellón de la Corporación Municipal fue levantado en 1902 por Tomás Rico. Es una combinación de cúpulas, doseles, columnas, gabletes y jarrones en un estilo barroco modernista. Desde este pabellón del Ayuntamiento, el 23 de junio de 1903, Alfonso XIII presenció el desfile militar organizado en su honor con motivo de su visita oficial a la ciudad.

En el año 1902, el Ayuntamiento, presidido por Ángel Bruna, encarga a Tomás Rico la construcción de este magnífico pabellón.

En el año 1902, el Ayuntamiento, presidido por Ángel Bruna, encarga a Tomás Rico la construcción de este magnífico pabellón.

Dos visitantes posan ante la obra de Tomás Rico.

Dos visitantes posan ante la obra de Tomás Rico.

Del Pabellón del Casino, levantado por Oliver, el diario local escribía: “…el lujoso pabellón del Casino que al inaugurarse mañana por la noche parecerá un palacio de la luz habitado por hadas”

En él se organizaban bailes los jueves y los domingos por la noche, y daba conciertos de piano el maestro Álvarez, autor del pasodoble Suspiros de España. En sus jardincillos jugaban los niños, que sólo podían acceder a su interior los jueves por la tarde.

Pabellón del Casino, obra de Oliver.

Pabellón del Casino, obra de Oliver.

Otra vista del Paseo con el Pabellón del Casino.

Otra vista del Paseo con el Pabellón del Casino.

El Pabellón del Círculo Militar, obra de Víctor Beltrí, fue erigido en 1902. La prensa lo definió como de estilo japonés, basándose en unas formas que recordaban las proas de las góndolas. También destacaban unos mástiles inclinados apoyados sobre los soportes de la estructura y que sujetaban el toldo. El acceso a este pabellón estaba limitado a los militares y a sus invitados. Fue destruido en 1907 por un vendaval.

Pabellón del Círculo Militar, levantado por Víctor Beltrí.

Pabellón del Círculo Militar, levantado por Víctor Beltrí.

Llamaba la atención el original diseño que la prensa definía como "japonés"

Llamaba la atención el original diseño que la prensa definía como «japonés»

1922. Pabellón del Taurino.

1922. Pabellón del Taurino.

La Casa de Expósitos instalaba una barraca donde se realizaban rifas y cuyas papeletas eran vendidas por bellas señoritas casaderas.

En el recinto ferial también habían casetas de madera y puestos de baratijas, de abanicos, de juguetes y de dulces; arcos de luces, farolillos y gallardetes de colores; títeres, ruedas de caballitos y cinematógrafos como el Lumière.

Real de la feria.

Real de la feria.

Paseando por la feria.

Paseando por la feria.

La feria estaba animada por bandas militares, fuegos artificiales acuáticos, regatas, cucañas marítimas, carreras de bicicletas, etc. En su programación contaba con tres corridas de toros y una modernista velada marítima -festejo éste, propiamente cartagenero y colofón de la feria-.

1901. Elefante. Carroza construida totalmente con transparentes e iluminación interior y en la peana.

1901. Elefante. Carroza construida totalmente con transparentes e iluminación interior y en la peana.

1947. Barcaza preparada para la velada marítima.

1947. Barcaza preparada para la velada marítima.

Durante la feria también se celebraba la “Batalla de Flores”, donde desfilaban carrozas y carruajes hermosamente engalanados con miles de flores y con opción a ser premiados.

1903. Carruajes engalanados para la Batalla de Flores

1903. Carruaje engalanado para la Batalla de Flores.

Carruaje engalanado para la Batalla de Flores.

Carruaje engalanado para la Batalla de Flores.

En otra época, durante el día de Santiago, a la señal estrepitosa del cañonazo anunciante del mediodía, la gente que en ese momento anduviera por la orilla del muelle era arrojada al mar, vestida y sin previo aviso. Con el tiempo, esa costumbre pasó a ser tradición, y ese día se congregaba en el cantil del muelle una multitud de personas, mayoritariamente gente joven, a la espera del disparo de las doce para saltar vestidos al mar, eso si, llevándose por delante algún descuidado espectador.

En la parte más cercana a la Muralla se establecía otra peculiar feria que Isidoro Valverde definía de esta manera: “…otra pequeña feria sui generis, con personalidad y vida propia; era la feria de los barracones de mal pelaje, donde cierta clase de gente tenía sus diversiones peculiares y nada versallescas. Era un mundo báquico junto a otro mundo ordenado. Era un mundo pintoresco que hubiera encantado a cualquier pintor impresionista, separado del otro por una frontera inmaterial y meramente sociológica. Los de la feria de la derecha pasaban por su lado procurando ignorarlo. Naturalmente, las chicas bien no traspasaban esa frontera ni acompañadas por sus padres. Este mundo siniestro era conocido en Cartagena con el expresivo nombre de Barrio de las Injurias”

A partir de 1919, la feria veraniega fue decayendo poco a poco hasta desaparecer.

Terminando de narrar todo esto, no puedo evitar evocar esa sensación embriagadora de novela que nuestros antiguos paisanos sintieron ante tanta belleza y jolgorio, enaltecida por miles de bombillas que deslumbraron entre los brillos de la luz eléctrica a cuantos la vieron por primera vez.

El Arsenal Militar

En 1717, bajo el reinado de Felipe V, la marina de guerra emprende la creación de tres departamentos marítimos con sedes en el Ferrol, Cádiz y Cartagena. En estas ciudades se ubicará un arsenal que incluirán astillero, edificios auxiliares y obras de defensa. En 1731, se decide como emplazamiento para el Arsenal de Cartagena, el antiguo fondeadero conocido como Mar de Mandarache y el 20 de febrero de 1732 comienzan las obras, proyecto del ingeniero Sebastián de Feringán, al que sustituirá, tras su muerte en 1762, Mateo Vodopich.

Jorge Juan, marino y científico, aportaría una serie de elementos tan importantes como novedosos para el Arsenal, entre ellos, los diques de carenar en seco, y las “bombas de fuego”, máquinas de vapor destinadas a achicar el agua para la formación de dichos diques, ambas innovaciones, únicas, por entonces, en el Mediterráneo.

Puerta Monumental de entrada al Arsenal

Puerta Monumental de entrada al Arsenal

Las obras concluyen el 31 de enero de 1782, con Carlos III en el trono de España.

La designación de Departamento Marítimo del Mediterráneo supondrá para Cartagena recobrar su antigua importancia.

En 1752, se mandó edificar la Puerta Principal en el “lugar de mejor vista”. Esta es la única que se mantiene de las construidas en las murallas de Cartagena.

Su torre, adosada por Tomás Tallarie en 1865, está rematada por una campana de bronce llamada “María Bárbara” y un reloj torre de cuatro esferas iluminado por gas. Este reloj, propuesto por el profesor de relojería Francisco Anestares en 1776, hubo de pasar numerosas vicisitudes hasta ser colocado, al fin, en 1866.

Fotografía de la puerta engalanada. 1874

Fotografía de la puerta engalanada. 1874

La triple puerta en los años 20. A la izquierda de la imagen lucen las primeras ramas del árbol de Navidad.

La triple puerta en los años 20. A la izquierda de la imagen lucen las primeras ramas del árbol de Navidad.

Puerta del Arsenal en los años 60.

Puerta del Arsenal en los años 60.

Los cañones de las puertas pertenecieron al navío francés “Neptune”, que participó en la batalla de Trafalgar (21 de octubre de 1805).

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La bandera, que durante muchos años ondeó en la puerta principal, fue trasladada al interior del Arsenal el 26 de junio de 1989. El motivo de este traspaso fueron los atascos que se formaban en la calle Real con el izado y arriado diario, pues algunos vehículos se detenían como muestra de respeto hacia el símbolo.

1862. Navío de Isabel II en su visita a Cartagena, atracado en el Arsenal. Hasta esa fecha, el Puerto de Cartagena sólo había sido un pequeño embarcadero frente a la Muralla del Mar.

1862. Navío de Isabel II en su visita a Cartagena, atracado en el Arsenal. Hasta esa fecha, el Puerto de Cartagena sólo había sido un pequeño embarcadero frente a la Muralla del Mar.

El conjunto de edificaciones lo componía el almacén general, el cuartel de penados, la puerta, el cuerpo de guardia y el parque del ejército.

Actualmente, su interior alberga una dársena de forma cuadrada, diversos edificios destinados a talleres, cuarteles y la Base de Submarinos.

El Arsenal tiene el cometido primordial de apoyar a los buques basados en Cartagena, submarinos, cazaminas, corbetas y buques auxiliares como el oceanográfico Hespérides.

Año 1872. Detalle del Arsenal desde el Barrio de la Concepción.

Año 1872. Detalle del Arsenal desde el Barrio de la Concepción.

A la derecha de la imagen vemos la entrada principal y la muralla que rodea al Arsenal y conforma la calle Real. En primer plano el baluarte B6 y parte de la cortina de muralla que desviaba las aguas de la Rambla de Benipila hacia la Algameca Chica.

A la derecha de la imagen vemos la entrada principal y la muralla que rodea al Arsenal y conforma la calle Real. En primer plano el baluarte B6 y parte de la cortina de muralla que desviaba las aguas de la Rambla de Benipila hacia la Algameca Chica.

Panorámica y vista del Arsenal hacia 1900. A la izquierda, los diques de Feringán, actual Base de Submarinos.

Panorámica y vista del Arsenal hacia 1900. A la izquierda, los diques de Feringán, actual Base de Submarinos.

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Entrada al antiguo Mar de Mandarache. En la dársena y junto a un buque destaca la “Machina”, grúa que colocaba la arboladura en los mástiles de los barcos.

Otra vista del Arsenal.

Otra vista del Arsenal.

Vista del Arsenal en 1909. Al fondo se distinguen las chimeneas de la fábrica de la luz, en la Alameda de San Antón.

Vista del Arsenal en 1909. Al fondo se distinguen las chimeneas de la fábrica de la luz, en la Alameda de San Antón.

El dique flotante.

El dique flotante.

El Pelayo en el Dique.

El Pelayo en el Dique.

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7-2-1939.  Vista aérea durante uno de los bombardeos de la Guerra Civil. Varias bombas, que aparecen en la foto como pequeños hongos, explotan sobre la Base de Submarinos.

7-2-1939. Vista aérea durante uno de los bombardeos de la Guerra Civil. Varias bombas, que aparecen en la foto como pequeños hongos, explotan sobre la Base de Submarinos.

Una vista aérea del Arsenal del año 1962. En primer plano, la Base de Submarinos y los diques flotantes.

Una vista aérea del Arsenal del año 1962. En primer plano, la Base de Submarinos y los diques flotantes. Podemos apreciar el prototipo de Isaac Peral expuesto en los jardines, frente al dique de mayor tamaño.

1929. Interior del Taller del Parque. Sala de aparatos para desencasquillado.

1929. Interior del Taller del Parque. Sala de aparatos para desencasquillado.

1929. Taller de Prensas.

1929. Taller de Prensas.

La fachada del antiguo cuartel de penados fue realizada, en 1911, por Celestino Aranguren, siguiendo un estilo de clasicismo modernista muy usual en las construcciones industriales. En esta fachada destaca la ventana termal, flanqueada por grandes pilares. Años después la prisión se transformó en Cuartel de Instrucción de Marinería (CIM).

CIM 2

CIM 1